Artículo de Opinión
Muchas veces los adultos pensamos- y también los jóvenes nos lo dan a entender- que ya no nos necesitan cuando están en la adolescencia y subestimamos el valor de ser sus aliados.
TeenSmart Internacional (2024) llevó a cabo un análisis de más de 19.000 respuestas a cuestionarios de salud en la plataforma JovenSalud, para identificar factores clave que afectan significativamente la salud mental de nuestros jóvenes usuarios. Los hallazgos revelaron que los comportamientos violentos (tanto perpetrar como experimentar violencia), la actividad física y la nutrición insuficientes, así como las relaciones familiares tensas, tienen efectos perjudiciales en el bienestar mental.
Es por ello que los vínculos familiares y con amistades, en los cuales se puede confiar, hablar de preocupaciones, problemas y obtener apoyo; evidenciaron tener una importancia inigualable. El que la casa sea un lugar seguro, libre de violencia, atento a las necesidades y abierto a escuchar y dialogar; tiene un valor único en la salud mental y bienestar juvenil.
La adolescencia presenta retos importantes para los padres, madres y cuidadores y es por eso que, navegarlos con paciencia, un día a la vez, y eligiendo en cuáles y cuánto involucrarse, resulta de gran importancia.
Se han planteado algunas metáforas importantes en relación con el rol de las personas cuidadoras durante esta etapa:
- Como un acompañante en la “montaña rusa”. La adolescencia tiene altos y bajos, estados de ánimo extremos, dramas y muchas emociones fuertes. No podemos pretender bajar a los adolescentes de esa montaña rusa, pero sí podemos ser unos buenos acompañantes que toman de la mano, se divierten con ellos, se emocionan también y que brindan seguridad.
- Como un faro a la orilla del mar. En esta analogía, los jóvenes son como esos barcos que se adentran en el océano. Son nuevos navegando y poco a poco van a ir tomando mayor distancia de la costa. ¡Qué bueno que saben que hay una luz para orientarse especialmente en las tormentas más fuertes! Y que les muestra un camino. Siempre pueden volver a la orilla cuando lo deseen. Barco y faro tienen papeles muy claros. El barco navega, conquista el mar, conoce nuevos destinos. El faro mantiene la luz encendida y guía de la mejor manera posible.
- Como un cartógrafo, que investiga, estudia, y prepara mapas. La adolescencia es una nueva área, un nuevo paisaje por conocer. ¡Qué bueno es contar no solo con un mapa sino con una persona que conoce algunas pistas para descifrarlo!
No subestimemos el valor de ser sus aliados. Nunca dejemos de hacer campo en nuestros hogares para escuchar sus voces, sus perspectivas y que ese espacio familiar, realmente sea SU espacio.
Adriana Gómez
Madre de Juan Pablo (16) y Gabriel (13)
Directora Ejecutiva